Loca, atrevida y sin remedio. Si le hubieran preguntado a mi padre como me definiría, esas hubieran sido sus palabras. Pero no creo haberle importado lo suficiente para hacer algo al respecto, después que mamá murió, nada le importó. Excepto revolcarse con una jovencita tonta de la misma edad de mi hermana, pero con el cerebro de un gusano (sin ofender a los gusanos, claro) con quien terminó casado. Desde entonces, mi primer afán es volverlos locos, y mi segundo, es lograr tener mi propia compañía. Soy una mujer de negocios recién salida de la universidad. Cuando mi padre me dijo que me consiguió una pasantía en su antigua empresa, lo encontré una locura, pero luego pensé: Codearme con el hombre que más admiraba en el mundo de los negocios (el jefe y mejor amigo de papá) y quien por cierto, era exquisitamente atractivo aunque me doblaba la edad, lo consideré. Algo podría aprender de este hombre, algo que me ayudará a convertirme en una loba de los negocios. Y además lograría disfrutar de la vista.
Pero en mi primer día de pasantía le envié por error un correo. ¡Rayos!, ¡No van a creer lo que le envié!
Ahora solo hay dos opciones: o me despide en mi primer día o disfruta de mí y todo lo que viene conmigo.
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